lunes, 27 de diciembre de 2010

SPLENDOR IN THE GRASS ALLÍ DONDE SE LEE

El feriado está hecho  de realitys,  de una siesta más honda que sus rituales de hielo

natal y borrascas. Fango de espesor de moradas que alimenta los infiernos.


¿Agujerear el río congelado para congraciarme con el azul de los anzuelos esquivados?
¿Atisbar el recuerdo estibador en parcelas de escamoteo y superficie?

¿Deshilvanar de las riestras de agenda jornadas memorables?

¿Descocerlas de cuajo por  vertientes de corrección y traducciones?  


La navidad es una cinta negra de proselitismo desactivado.
Repasador del año que se junta a la década en numerales de saldo y turbulencias exceptuadas. 


Salvo por la voz de Piensa en mí de una Chavela inédita de esplendor en la hierba
a piano y violín de Pink Martini, estos días, hasta que el nuevo año inicie, pertenecen al silencio
por escrito allí donde se lee.  






























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viernes, 24 de diciembre de 2010

BOWIE














Station  y bailar. Bailar mientras el mundo pasa por la ventanilla y el  tren es un vagido de lomas sobre el cielo.  
















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miércoles, 15 de diciembre de 2010

HANA-BI


                                                                                                                    para Ivett Montalván



Los gatos son un asunto japonés.

Árbol y moras. Fruto 
en la siesta estival y delicada. 
Delicia en el cuidado de la tinta o la sombra.
Canto resolana en los vitrales.

Noche florecida en semillas de fuego tan perecedera.










De Parque México, 2011.


































































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martes, 7 de diciembre de 2010

Y










Horqueta y ramaje dibujan las pavesas.  



Como el cierre relámpago un anagrama es arado bifronte.
Es decir, cuatro orillas y una singladura. Cause de lo innumerable  
donde se dejan los múltiplos y los conteos.
Aprehendemos aquellos ríos diminutos donde no solemos beber
o contemplar algún rasgo propio en lo ajeno, donde quedarnos
a merced de su sombra, sin querer saber.




Los cardinales son al mar lo que una ardilla al parque. 



Como ciudades lo que resta de paso
queda intacto de argucia junto a lo inenarrable
que pasa o nos recuerda. La brecha es un pabilo.



Una hebra de piedra del estanque diseminada en musgo.



Lugar del rasgo único del diurno con su acervo de noches, 
Kyoto en Tokyo.  
Mi norte es el oriente en minúsculas, donde el sol nace sin gentilicio.
Cada quietud ceñida a la bifurcación de lo imposible. 
De suyo silencio hacia la enunciación del cosquilleo.
Donde los animales del sigilo, cántaro, jardín de ruiseñores.

  


















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viernes, 3 de diciembre de 2010

LUZ



Indemostrable al tentempie de arena que traduce. Ensalma arrobamientos.
Los desiertos erigen templos de espejismo. Invisibles notaciones. Y mañanas de otoño sobre las cosas.
En el sepia de huellas un racimo de ella se enciende para jugar desde el reflejo. Ventanal y felino.








miércoles, 1 de diciembre de 2010

JANUKÁ & DELFINA

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                                                                                                                         para Andrés Borgetto








"y la llamamos Luces"

Flavio Josefo

Jewish Antiquities xii. 7, § 7, #323 







"Lo que perdura ignora su duración"

Edmond Jabès

Le livre de l´hospitalité, 1991 








El silbo del camotero enciendió el shamash, la guía o novena, que enciende la primera noche. La ventana amable conversaba con la llama. Kislev y Gregoriano en los andariveles consumaban las cuentas de insomnios y el entrevero los volvía a cero. El ojo de mimbre de una arbitrariedad de calendario que no enciende los ojos frente a las seducciones del antojo del tiempo extinto y extraviado. La noche de la janukiá ya blandiente en su primer bracito y la serie de arroz mágica blanco sobre el arbolillo seco cubriéndolo como una nieve de luces. El otoño en las huellas es una flor de buñuelos en  miguitas. Dijiste por escrito la estrella inmensurable de su nombre por venir como una risa y yo te devolví el abrazo con signos de admiración a la salud de Atenas y Jerusalem.  Y un mesías sencillo pintó el templo con danzantes.
El enigma en soplillo es un ombligo en la madera. Un mar de lejos de tesoro en cualquier sitio. Entelado hecho de un trono soberano que se deja trazar en tiza rosa, tizne de  los cetáceos y flamingos. Una fogata contemplada en el campo, bajo la vía láctea o distancia cuyo proselitismo es un origen sin preguntas ni signos con sus ganchos. La escritura en su causa suele parecérsele de impávida.

Dedicar e inaugurar, iba a estirar el hilo de albañil de algodón noble con que se ciñe el horizonte de los ladrillos. Abrír etimologías con María Moliner y Corominas. Pero recordé que a los rituales tan solo un beso los desacomoda,  Ludwig Wittgenstein ensalmando lo verdadero. Y allí regresé a mi torpe prosa. Al perfume de Oliva del aceite que alcanzó a encender una semana con sus noches y una más. Hebras donde se multiplican los relatos y sus fondos de historias y olvidos, con bendiciones, anécdotas y creencias. Pero nadie pondrá sobre ningún tapete la distinción precisa entre ellas y el saber, por más delirio de ciencia y cazabobos.


 Rueca y rueda de perinola, de las letras sobre la mesa. Nes gadol haiá sham, allá y aquí en cada sitio, el milagro ocurrió

נ -Nun.
ג -Guímel.
ה -Heh.
ש -Shin o פ -Pei.

Babilonia, Persia, Grecia y Roma en las ciudades del nombre.









DELFINA



Mar de lejos
el tesoro de pétalos
es repollo. Campo
de cerca y cielo
en pupilas de agua.
Arado de cigüeña
y un nido de ombligo
con relámpagos
que refucila
caballito de mar,
pancho por su casa.











































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