El día de su cumpleaños
Silvio sale a comprar los libros
que sabe que nadie le
va a regalar.
Matías Serra Bradford,
2009
El día narcisista andado unplugged, sin otra órbita que las
formas queridas, allí donde lo real de lo imaginario no cede al podio que trae
con el sol su fenomenología. De ellos las letras traducidas de los nobles
amigos que jamás devaluarán sus puentes al entrevero numeral de los contactos
tan llenos de canallas caza-bobos. Sol con menos sal donde el mar en su
arrastre no sea sin consecuencias sino un mejor naufragio.
Mostradores mejores que el pastel con pequeñas bengalas sin mañanitas. Son las
contadas maderas de las librerías donde se pasan los días más optimistas que,
por su deshora, desactivan toda comunicación y cuanto marca chifle de marketing
pulula con falsas capturas. Pero que marcada e invisible deslizan de la
tempestad un uso sin registro.
Ni forma ni contenido para habitar los umbrales de lo invariante en los
rituales -conocidos e inéditos- que insisten orientar la tensión de subrayados
que la siesta sida inscribe sin palabras. Ostensión cuya brisa advertida
dialoga con la palabra y el lenguaje, con el habla y los datos.
Riestra en prosa narradas de súbito, allí donde Andrea Zanzotto del spray del
lenguaje hizo un oasis. Burlado el fiasco del cuantum con racontos.
Los dedos de una mano que empuñan una pluma hoy no acatan la comparsa cuyo
estandarte agita enunciados acopiados de lo que carece de recicle. Peajes que
jamás alcanzaran la lenta luz de lo indirecto. Aquella emancipación que sabe
libertarse sin creerse excepción con absolutos, a condición de libre, Liba en
lo indirecto la entraña de imposible que procura extraer acto de la palabra y
no dejarse caer en la trampa del sentido. Vertiente que se come los silencios
con dragados de ideal de remansos.
Apuntes sacados de una traducción sinthomática cuya caldera rota atisba
de palabra. Aterrizaje que despega donde Gustave Flaubert aglutinó realismo sin
armaduras para conmover las estrellas con bailanta de osos. Traducción
desituada de una sinfonía cuyo ensalmo advierte que la música más maravillosa
no pertenece a ningún pueblo. El 10 de mayo de 1938 el Luna Park estuvo
concurrido y el mussoliniano Juan Domingo Perón alimentó un inédito ombligo que
tradujo de las cruces gamadas con banderas patrias para acriollar el "Eje"
-Grupo de Oficiales Unidos- para el golpe de estado de 1943, sucursal de Hitler
en Sudamérica. El galtierismo del presente hunde sus raíces en el floripondio
miserable del populismo residual y sus nuevos furores. Massenpsychologie,
ensayó el neurólogo vienés advertido por Goethe.
En poesía los artículos saben muy bien de los fetichismos del podio y los
muestreos. Pavo realismo cuya impiedad obtiene pasaportes, peajes y
obsecuencia. Ediciones de autor con novedades y reseñas.
Ensaya la escritura su taco de vueltas dichas. Una soberanía de gobernarse en
alteridad sin solipsismo por escrito. Corrección impolítica cuya raíz atina
arcilla y barro. Pound de las rocas, pulido Canto. Spinoza obteniendo cristal
del monoteísmo. Sutilezas de estilo.
En el nido y el mimbre dejo surtir los salvajismos propios de hora sin
estrella. La ciudad de lo ajeno hace puentes imperfectos. Extimidad perecedera.
Ni metalenguaje lenguaraz ni conservas de grilla de empotrados-. Sombrilla y chubasco de las tardes en
que la siesta de mayo no tan julio alberga. Latidos en riegue sin regar los
propios entreveros. Versura, real, ars toma de la palabra que al trabajo
convoca entre las cosas.
El cielo sin edad no pertenece a los orígenes. De ripio en pavimento casi todo
camino tiende al nubladeral, demasiado aforismo, mitad siervo mitad diatriba.
Tarde tizne, mate y termo.
Prosificar los versos disecados en el medio del habla de los basureros. En
medio de la época ninguna papelera hace pie, camino del imperativo entenado
autoservicio.
Aforístico, Rocinante. Sin honor ni caballería.
Destapando propias cloacas con boca felación de parvas excritas. Ensalmando la
siesta en plena promoción de época. Con nombres indistintos entre relinchos de
RAE y corcovos de metafísico, tendido en el gerundio.
Rajatabla que nada como yegüa hasta la costa para ponerle el palito al
cocodrilo.
A Remanso Valerio todavía no llegó el signo lingüistico.
Con el tiempo Capeto, Mastronardi. Y todo lo anacrónico respira
sortilegio, nuestro mistieri di vivere -Cuadernos de vivir y
pensar-: "Todo poeta se acerca a la filosofía. Recuerdo al cósmico y
atómico Lucrecio"
De un plural sumido en la osadía, no alimentado por supuesto.
El vivo del directo sumidero empetrolado progreso.
Barrilete. Papalote. Del chaval, el chavo y el chabón de un extremo al otro en
la extremidad identificatoria sin brújula tras el tapete a látigos del ideal.
Enroque corto sin gentilicio, primavera por otoño.
Notte tambor aturde nubarrones. Valle la obscuridad redobla branquias. La prosa
de arcadas funda el bronce.
Fayuto lo erudito sin garante, Faux Pas de los antídotos.
Pequeña monarca que extravió los baremos del cubil de la brisa. Lo templado al
plato entre las manos. Exorcismo y antojo para descalabrar lo que se dice por
escrito. Escritura a las alas del relámpago.
Boca de pez carnada sin palabra, anzuelo por pescado -γέφυρα- en la palabra griega para puente.