Calcina lo que engendra de anhídrido en cuasi adrenalina. Y en ese circunloquio de cal por su salitre arena su reloj de sol arde esa hora salida la ciudad inútil tras la caza de un libro por su casa. Punto agonal que pulsa sosiego desactivado tiempo sin otro. Calcina carga de vacío insistido que alucina. ¿Querrá el decir el polvo de su oro? ¿Su signo más genuino? ¿Querrá de sí pelar lo sido?
Reses de gancho con brillo de sonrojo a directoras y muñequitas de porcelana, sinuosas mandilonas. Amos de asno tontera del tañido visible y por la sombra. Tildes del embrujo.
Porque arado del tiempo somos imposible. Plural desecho hecho risible. Albumina de albur luz del silencio juntado en el lirismo que los mostradores.
Solemnidad que por alambre desmorona. Dizque dequeísmo. Celeridad de gendarmes que excomulga. Llevado encima música grafito.
Llueve sapo de sorbo con babosas de gorgojo. Pasto de las cortadoras con el sueño esparcido extinguidos los planos que jalan de su hierba. Levantado perfume calle de tierra con verano.
Ayer cayó el veinte que hoy hace treinta y cinco años fue sábado.
Ese me que toda finitud abjura, desplazado manubrio, los desfondes en línea de la línea. Borde por borde suspendidos relieve. Nada del tiempo boga textil de los pertrechos.
E intermite línea de noche pulseada en la experiencia.
A viene y viene estrellas del nido a novios el sueño de bailar hasta que estallen de aún todos los vidrios más visibles frente por la frente. Avioncitos azules del camino que talla las heridas. Salmuera mar felino de los curiosos y tipitos esta feminidad mediterránea tan impuntual y ele.
¿Será caligramático Guillaume esa ley en su ley que los escuadra su vendaje?
El gesto que las haches fundan parte narra el hecho. Desabona bazares del fragor a combustión horquetas, elefantes y vestigios.
Ni sucesión de honra ni mucho menos urgencia para rescatistas. Portátiles del sueño en el sueño. Subordinada tumbona allí donde no quiere por haz fungir los usos.