Una literatura hilo de algodón absorbe los hervores como quien no dice nada tendiéndose de aquello que entra por una oreja y sale exactamente impar por la otra.
En lo menos pensado de la hipérbole la risa desbarata con tierra trasparente arremetida aquí sin siempre que se tiende desconectados los hangares del haber -urdida atrocidad de identidad- hundidos ácido, de diamantina.