Ileso en ello eso carcomido
sentido, mordidas las banquetas,
grava en la sangre de la noche
su vertido.
PINKY WARRIOR, 2022
Ileso en ello eso carcomido
sentido, mordidas las banquetas,
grava en la sangre de la noche
su vertido.
PINKY WARRIOR, 2022
Pulque inicio del junto con siquiera por serie.
Y eso dizque garde florece donde a bastos nadie
bate tendidos ni estación de haberes con tenerse.
Vientre alado del soplo, colibrí. Pequeña luz del coro.
PINKY WARRIOR, 2022
Parche sobre sampler
surca y florece martes
con el jueves del veinte.
Declinados en lino
con el filo del halo.
Y el oro de su sombra.
PINKY WARRIOR, 2022
Dispersadas las gravas de barro
sobre lo esparcido, las garras del disco
del sentido, gradas sobre los costados
que nunca se inmutan, el sabor
del equívoco agujerea, punto
por punto más acá que los penaltis
suelen soltar yerro, y no hay penal
que valga.
Este real profundo del desierto
que los relámpagos encandilan
aviento -swing del cuerpo- piso
de la tierra.
A Qatar de una estrella que no estela.
PINKY WARRIOR, 2022
El mar de las palabras de amor es un caballito de mar
en el suspenso labrado de una perla. Sal del océano.
PINKY WARRIOR, 2022
En la ubre intemperie
de los tachos, los raigales
agujeros de la forma.
Asido envido de venires
de la consciencia
su entradera
perfecta.
Jarra por su boca baldía
de la verdad de la derrota.
PINKY WARRIOR, 2022
En la línea de los créditos horizontales,
sin espectadores, despierta lo que ingresa
caído de los bienes, de los fines, de los
útiles. Y hacen la vertical discretos.
Aprehendidos de iterar sin remedo.
PINKY WARRIOR, 2022
El museo del sitio es una circunferencia de borde
michelada, repleto de taxis en el país muerto en el que
no morimos, sin conductores. Curados de tinta cacatúa
de antebrazo con que Marianne Moore hizo del Bronx
tarde zoológica. Así es, Mariana, como nos gusta el poderoso
Zurita, pues porque sin hundir el énfasis vertientes sacude los
ramajes en la lengua junto a Neruda reposado e ileso en que
no hay superación ninguna. Apenas el sesgo de una esfera
sobre las salinas del cielo por sus aguas. Museo de las
zarandas con las costillas del mito en sus sombrillas
perforadas, corrugados los útiles de cal, echados
cuando se te dice güey,
ya no comas
ansias.
PINKY WARRIOR, 2022
Soporte a lianas de lo esencial.
Innumerable por despertador
y hábitat eslabón por perdido
eslabón. Calcetín por calcetín.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
El mar de las narices erige cross de tildes por mandíbula,
desvariados en diques estallados anhídrido. Desarmadero
andanza dizque diferido, escrito sobre quiero escribir pero
me sale apero, fondo del abismo del tiempo, en el que nadie
se surte sino sutura. Ranura don del síntoma en sus quicios.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
La bolsa de la vida está hecha de siesta.
Domingo tras el día que al mar tiende su día con
más siesta en la siesta, racimo a cresta de una sal
en mimbre a palos de palos en la bolsa
campanadas de heridas con sus trenes
ventanas en el óxido y espuma
siesta noche
piedrecilla.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Adonai colibrí primera estrella origen
extravío del inicio, shofar en cada uno
templo y altura plural de los comienzos.
PINKY WARRIOR, 2022
Torcida blanco estela. Esplendores a nido en las noches de la orilla,
retablos por retazos en la tarde de la escritura. Astros de migrancias.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Hurgar de arena en lo que sale
sin nombre con la cresta de lo que
no se elige y el viento nunca hunde
ni abolla ni barrunta ni amontona.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Ese pique de azoro que lo inmerso hizo
chance en hilachas con las olas. O heteróclito
dispersó lo propenso con sus comas. Discreto
periférico e incierto por irónico. Gajo por
gajos sin galeras en álbumes sin prueba.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Adoquines, andamios, estelas Ezra
Pound en la noche de cabeza con el
sol de las cuerdas.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Como quien dice no más, sin guiones, ni
comillas, ni puntuaciones. Quedarse con
el dedo en los renglones. Como enchufes.
Argemiro Bam Bam Romino, 2022
Esta situación sin conjetura
esta altura este jamás que abre
las cosas.
Blanco sin fondo aserto. Negro
fulgor del punto que demora.
Gris calce de las sobras.
Canto eyectador y punctum
que la mira desemboca.
DIQUE, 2022
Cierto envión esparce tránsitos, algunos
afueras sin segundo y una sed
discontínua.
El mar interminable de saliva.
DIQUE, 2022
Menos filoso adobe que león
la estepa hace luna en la milpa
sin preguntas ni orantes. Un dios
mientras tanto se deconstruye
echado en sus minúsculas.
Viento por gancho el tiempo a letra
chica cava con sus gotas lo alunado
de apacibles tendidos.
DIQUE, 2022
Incluso en cuentos
el equívoco la esquirla
el ripio, echados de la luz
son el relieve.
Esotraparte, en la ribera, 2022
Un después suelta de lluvia que la brisa
en la niebla no perfora únicamente baila
sin subtítulos. Olas debajo con las olas.
Derribadas aureolas menos meritorias
más suspicaces perdigones postigos, sí.
Postigos de las olas en la sombra.
Esotraparte, en la ribera, 2022
Vale
lo que cuesta
sin más ni menos báscula
que su merced en viaje hacia
el jornal de pesca que muda su
templanza de canoa del Paraná
sin atalaya en sus manos
que achican río adentro
desde dentro en lo que
amanecerse y en
regreso la tarde
cita.
Esotraparte, en la ribera, 2022
El paseo deja su reforma de olvido
en lo que fosa el porvenir un cántaro
de siglos.
Esotraparte, en la ribera, 2022
Del lapicero en manuscrito
la íntima sed del documento.
Y un silencio descamado ritmo de los mitos.
Letra agitada sábanas en sí
con la lengua horadada tras
contigüidad tildes tras de sí.
Long Play, 2021
En las manos que ciñen honduras
en el cine de la playa, las mareas
alivian por precuelas, más acá
con sus sueltos al pie saltos de
verso.
Papantla en un escrito con madre y una virtud
de saga con pulóveres bajo batas de inviernos
guardapolvos a puntas de acarreo, mostradores
de mudas con decires callados en progreso.
Pavesas de un plural sin raíces condiciones
de amor. De tiempo al tiempo enigma. Y tiempo
alrededor que no pliega la sombra que arde
a sus orillas.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Este hoy de la horquilla
en lo que tiesa ara la
siesta. Pétalo por tierra.
Hay de las pampas.
Ey de los relámpagos.
Long Play, 2021
Esa grisura que nunca polariza las cosas jamás se deja revolver.
Ni subrayarse por terrones informes que caen con su instante.
Tal en su nada sin principio cabe el movimiento, envite, escrito.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Pues el cine es eso, el íntimo escabel, donde vamos a vernos.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Siesta de las escamas branquias despuntadas.
Paréntesis convexos en punzantes paréntesis sobre
paréntesis donde no hay mejor sitio que contrarreste
al calor agendado con semblantes de silencio
expuesto. Abierto secreto de eso en ello.
Estrictamente donde vamos a vernos.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Ola besada rola inquieta que toca tiburona donde la luna eco
es nueva.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Inclusive por énfasis los antílopes emanan claraboyas. Porque
la noche no se agota con el dizque en la que se acurruca cebo.
Serie pétalo donde los refractarios, los insumisos, las homilías.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Recordé ese poema de Houellebecq que nunca me soltó.
Ese verso preciso de Rosenberg donde el mirlo que habla.
Y olvidé lo demás en la mochila diezmada contracturas.
Esotra parte, en la ribera, 2022
El ángel es el mar constipado de ocaso cada
vez que carroña tu carnita. Michelet ni siquiera
fue tan lejos de inquietud, morada piloncilla.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Transcribir en la broma su decir vuelto cero.
Los tajos de tungsteno corazón en la lluvia
de televisores. Inútil argumento. Tegumento.
Esotra parte, en la ribera, 2022
Aljibe apero
de la palabra.
Combas abajo arriba
tubulares retumbos en
cadena sobre sombra
de tambos, de tambores
de siesta en las pupilas
del agua.
Esotra parte, en la ribera, 2022
En la idea de un cuerpo el océano en la ráfaga.
Cáscaras arponeadas botes sin pronto, inanición
a salvo de conductos, con hechizos nubarrones y
semillas.
El quicio pertenece a las quillas barrenadas al sol
de los grafitos. Palas de punta en los abrojos.
Cristal de las partidas.
Long Play, 2021
Cormoranes, pelícanos, minúsculas.
Detenidos en eso cuasi todos reptiles.
El sueño es el Pacífico en la cresta
dizque suelta de arena de hacer pie.
Agua mala en el dique
de las ranuras. Intransitivas
algas que lo espuman.
Oficia donde menos conocido dios carece de labios a escala.
Discreto a notaciones dizque dispositivo, a bola
de resolanas sobre arcilla, en sedimentos que pasan
y por
márgenes hunden con su ombligo de portarse.
Finamente portátil a puntadas.
Rompientes cuerdas deshilachadas
inacabadas. Imperceptibles
por todos sus tendidos.
En la demolición de los guarismos lo
que a mora mero mole del relámpago.
Bailaderos peces presagio. Flota flota.
Hangar de discreciones
en pequeño inventario
borde lata de las obras.
Ileso despertarse patria
del pupitre terciados los
huesos en el saco portátil
de las incumbencias.
Ola de consola
en humanismo.
No se ha quitado el alto del brillo.
Ni su bruma de inicio hundido en
el vacío. Titila pétalo de la acequia
en la luna.
Vacila en lo que inicia urdimbre de las borras.
Lobas en la sed del decir no cedidas al muelle de las cosas.
Fárrago mar
del día escrito sin espuma ni anhídridos
ni órbita.
Sello, 2021