Cada punto de brisa en que se agita
se aquieta devoradas las branquias
que la sal niebla con puerto de dolor
inefable que por gajos asila. Cariños
que la noche martilla con sed a cuenta
de árboles empalagosos. Poema que
a sus perros. Regresado extravio.
Absoluto mar de las pantallas de teléfono.
Amor ensirenado montando alarmas sísmicas.
Caballitos de océano en la arena risperidona.
Pinche vieja piedad juntada sangre.
Bailantera cangreja de las sílabas en
el filoso miedo a punta de los alces.
Alces, 2018
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