Espaldas en el huracán de nieve raspados de bailar Sea Monkeys. Caídas las solapas disueltas en la noche de ninguna palabra. Alguna y otra gota ni primera ni última el río amanece.
El pasto en una caja de cartón de zapatos junto al recipiente con agua de los gatos para que los reyes de tus padres los vacíen en la alberca de lona y en una bolsa extra de papel canela oculta en el patio. Así es la víspera. Ansiedad que se quita con el sabor del juego de los regalos desenvueltos. Reina de los caprichos.
Luego el mar de los meses vuelve al párpado. Junto al mar de los padres encima con lo puesto. Prêt à porter de restos sobre restos. Aguas de olivo de aquel olvido a leña de hogueras enfriadas con desiertos. Y unos cuantos kilómetros. El mar siempre regresa, litera sin relojes lo visible porque su mutación jamás se pierde a penas se desplaza. Olas del mar enlo doméstico.
Reyes imaginarios en las postas que ruedan cabezas de la sombra. Huelgan de luz voluntariadas las estrellas con la fugacidad impresa brizna de las huellas donde ruedan a súbdito rebabas de las propias redadas por madejas. Realezas de enroque del instante, de aquella velocidad más rápida que la luz puesta sobre un punto. Sutilezas a sucursal en el mercado común de los océanos.
El sur de los reptiles es con ene. Ene ene de multitud echada sal sobre los vientres babosas quitadas de sus caracolas. Cal viva sobre la carne inyectada dentro arrojados cosas desde un avión marino alrío hasta que el mar estuario ocre se junte con loshuesos y los dispersepara siempre. Ocre de sol azulargent el fondo blanco sur de los marinos tan lleno de gente.
En las formas cara de dios, locura del día; indumentaria la justicia... Miedo tocado fondo su magneto. Desagregado superficie en las mandíbulas. Quiero escribir pero me sale estrella con lo lejos Matorrales de moscas. Donde alcanza la estaca el corazón colmillo del vampiro. El sur de los reptiles, 2017
Ese puede del puente que no halla debajo ni en la sombra que tiende. ¿Verso, metalenguaje, relámpago? Objeto que rememora expuesto para un hecho legible. Armar horquetas que sorteen los varados. Con la intuición que la oquedad orquesta improvisa. Kayak de mitologías remontadas donde la arcilla enroca con el campo y el sol desmenuza las siluetas ocres de las rayas como ojivas hervidas en la orilla. ¿Tractor de que versura? ¿Hablará el buey que la distancia desolla? ¿Agalla y palometa? La siesta en sus comarcas olvida el puente sin preguntas que tiende la palabra agrura en una rama. Tendal blanco del dizque largo día, afluente de la noche sin embargo.
Maleza la confianza que nunca orilla inyectada afinidad. Hierba de la yerba. Sino arcilla. Tala en la huida de loscerospuntos sin partida. El sur de los reptiles, 2017
Felina la ciudad se tiende acto. Ciénaga por secreto entre las piedras. Encallada en los ruidos. Sobre suelo enterrado imaginario superficie. Extinguido el jaguar se alzan los edificios para que la extinción habite propio en las narices.
De barro y llaga altísimo la hondura desciende superficie y única mente abre desde adentro portátil condición a condición de las ganzúas. El dolor es una lava tosca en asonancia oscilatoria que a terceto funde ardida anuente llave y precipita las chapas sobre molde que no expende rebabas en ningún remolque ni lata, fu miglior fabbro del parlar materno.
¿Marco social de qué cosa? Enfernopropio disuelto neoprene. Mañana del poema, 2016