Sobre un frío sin rieles lobo se cuece el vino en la ciudad el labio del aullido. Mordidas las banquetas. Ciclista en lacunario. Surco real relámpago del rayo con suspensos bailados Quatro de Colores santos.
Dizque versalita la jeta de la jerga regurgita. Antes incluso que la turba el espesor el valga de validos o excéntrico se frague y centrípeto amalgame inmarcesible. Cuerda del caldero.
La tarde que sin lluvia desafila desparrama el eterno femenino. Alcanfora los diablos bajo pies que los jaguares realizan fuego sobre cielo con olas tardecidas.
Bola de kerosén que a copla pétalos de napa por sustratos. Aflora. Y nada que la palabra el cuerpo forme que no suelte su sal de palabra que lo anuda. Menos pensado y cobre. Dizque acecha en lo que a nido de mimbre se consume.
Atardece, encendida, la estrella del enigma. Cicatriz incluso, marca ninguna, del arrojo venido inimitable y recóndito. Miel de los zarpazos en la manzana verosímil escabullida cifra, resto y coma. Cuenco del mar de formas encuerado océano del espejo. Dispersión que su merced itera labrada discreción de puentes echados en olvidos levadizos al día sin hubieras.
Círculo por agujerito sobre agite de las formas. Imaginaria impresa siempre agonista de naufragios por nudos del mar de los impactos aires insensatos que dice por escrito de rayos la tormenta.
Cálamo de la altura en las raíces. Octavilla extendida punta del oriente plegado de visible vocálico fantasma.
Jamás dijimos conejos para drenar las galeras soportables. Siquiera trucos con reojos del mar de los anzuelos. Cernidos de inscribir los remos en que lo quieto se realiza.
El corazón del ritmo honey honey honey Babe cuerpo helicóptero sin helipuertos. Bailar como quien toma el Periférico tras periféricos desabonados su lado lentejuela. Joyas del abierto terregal que lo precioso vuelve invisible y locaciona. Les filles avec moi son Thelma & Louise et son J.D.
Época que las banquetas borra las boronas con fogoneros cordones echados saca puntas. Y arcilla de viveros en lo que nadie se espera de una rockera linda. Pianos escritos agujeta.
Sin más ni menos que picarle rebobinados a birome la noche trae canciones de por ángeles.
Canijuela canícula evaporada sangre canija del sudor encuerados milonga.
Envueltos pétalo perlados del río de entre ríos del plata de los huesos al huso impertinente de los abecedarios en voz alta de habla golpeado y vinilos encordados. Cuaderno de Ópera, 2019
Sin ejemplos nada el mar de piedra pollito. Corazona combates a río de entonar yute de las orillas con sogas raídas de puñal a sus olas de arar echadas tierra de por sílaba.
Esa perfección de vestidor sin exilio que cuente. Pelado vestidero de salva. Palangana y mito. Esa peculiar liturgia carnala de Odessa bien al sur bien aggiornada en cuadraturas de pasto dizque patria, con la sangre del zaino, en la carne sindical molida a palos. Cuaderno de Ópera, 2019
La sensación térmica esta mañana juntó lo que no anuda. Tempura de la lluvia. Desoídas las cifras cuadra y media. Rayo en la sombra de la ruina. Ancora ritmo del nombre.
Lo que agarra la luz no sale del silencio porque lo que aglutina voz no es menos real que informe a tiempo lo que dicta distancia. Adiciones sin gracia. ¿O deberán sonreír los hallazgos rezago insistidos yerro por escrito? Emplatada novela que la puesta torna hoces de hozada interferencia. Descompletado el jamás del sitio a contingencia y sismo que las palabras alcanzan. Complacencia somática. Pies del espejismo.
-Hay algo de padre advertido en el tomar la posta. -También algo de nuevo en el sentido de lo inédito. -También algo de lo insensato menos ostensivo, se dijeron.
Subrayado lo menos narrativo ¿Viene a la idea? Escrito arribo del poema que ni se deja. Pertrecho en ello, eso, ese de A tachado trajinera.
Echa el pie de la perla la ola súbita del lanzamiento en la espuma del amasijo de castillos, ancla de la bufa abierta flor del ventisquero. Arena lo vertido el vente vertedero.
Pesuña en la pezuña echado el tiempo en la carnada con el cielo de la pata del madero. Hecho sin gramática sosiego en el mimbre del enigma cuando nadie lo clama ni lo auxilia sombrilla.
Apero de la cabra indemorable arena en la llovizna.
Es en el detalle donde reducidas las fugas se alcanza lo plural. Fuera del foco donde iceberg entendido se pretende capricho del mercurio. Ahogado alguno del consuelo.
Tianguis. Estela. Estrella y pozo.
Artistas conceptuales la fatuidad el mármol hacen la cuota a carreteras para que la obediencia en crédito sorne distante a laude de hociquearse la hueva con el siempre estandarte.
Enhebrado crucial el lila, no nuestro cerezo, echa branquias de luz sobre las carbonillas. Aún cuando la ideología desplace sus martillos a enderezar espejos en el desierto.
Fantasmas del fantasma-estado de las cosas socarrón sarcasmo a lo imposible con su feral fierro enguantado kamikaze.
En el hilo asterisco de las derivas el tilde espesor silente sin pertenencia que lo incurable anuda.
No acaecerá el conteo que lo inagotable guarde con ratas de la infancia. Bajo la madrugada de las camas entubados al miedo que la siesta absorbe con su óxido.
Alejarse, Lucilio, precisa hacer con ello sobras completas.
Nombrado escrito descompuesto el pellejo en el candor hace Diana a superficies con el habla de once hachazos. Salvaje humillación nunca congoja que no pide permiso.
Perdida realidad el límite del sustantivo como perdida la realidad de los nidos visibles ilegibles al pronto que pernocta y se diluye acecho en lo que ose.
El pasado nos porta en sus tablones, tabla por talla, en talonarios pisados de hollar Aquiles lanzados de volada. Y uno, dos, tres relámpagos de tiza. Anotados al margen del miedo de la risa.
Manco de brazos en cemento y hierro a toneladas rancio pende bajo el puente por revólveres empuñados de patear sinagogas.
Apenas sombra de colgajo la belleza es correr mientras amanece a cuatro grados viveros donde se juntan sin muletas tiempo y ritmo en ninguna relación de absolutamente ninguna viceversa.
Sobre impreso decir del pensamiento templo, perímetro, manuscrito, por escrito borde a borrasca profanado el incluso pesado relámpago de sol que desbarata. Buenos Aires Bombay, 2019
Los hallazgos del tiraje en las estibas de la esquirla. El corretaje de la interdicción en la singularidad de los plurales. Las haches de lo retroactivo en los aprendizajes imprevistos. Los vocativos de lo traducible intraducible. La banda elástica de los muros visibles. El frontón aliterado de las incertidumbres. El utilitarismo anti democrático de las metáforas. Las iniquidades del concepto en los repartos imposibles. Los abrojos sintácticos entre las desinencias de la declinación. Los gusanos del queso en la literatura de la literatura. El artículo tachado en los abarrotes del signo. Las omisiones de la repetición. Los anclajes palabra en lo real de los anudamientos. Las hormas en listón de las intermitencias. El miedo de los insobornables. Lo alucinado sin albercas de la alucinación. La espada curva del oxímoron. Las férulas de lo inasible. El descapotable de los fuera de catálogo. Las heridas sin herencia en lo que hay del dado. La impropiedad del atributo en los muelles oníricos. Las descripciones del destello. El orbe de una mano. Los alambres del cobre de lo insensato en los ojos de gato de lo imaginario.
Escribir no inserta el pétalo en la causa ni por mata. Ese ramo absoluto de un volumen de ráfaga en lo lento. Anticongelante olvido. Y mucho pero mucho antes prehistoria. Temblores remontados de su explosión perdida.
Nunca basta pastar de vale donde vaca seremos uno a uno echados cuerpo sin nadie. Menos bestiario a perros, güeros de toda sombra, altura de por vítores.
Res que a coma de estación ninguna espera trae signo lingüístico.