Veinte que no hay regreso, únicamente hay un discreto
yendo. Y a dos aguas. Sésamo retama donde la edad de
la distancia hace desarmaderos. Soundtracks que los
tictacs insumen caídos del catre desparejos, hacia un
sin dones que aluniza su flor por los oídos. Echado el
corazón que se surte de ahora en ese diario rampa o
verso. Y veinte. Donde condensa lo que se suspende
del tino, lengua intrusa.