sábado, 12 de febrero de 2011

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO









El tiempo siempre es lógico.
Anida en archipiélago -hijo de lo idéntico- su torso tormenta de verano.
Don de adjetivo, universales tendidos y rescoldo romántico, enraíza
claveles del aire. Pangea de lo narrable en manto de arena movediza. Oriente corazón botánico.
Historia que revienta, estalla en conjetura territorios de esquirla. Granadas de fragmentación en
seda fundida. Un plata de cerezo florecido en tizne de jacarandas. Analogías y navío. Boleadoras 
de asimilación y escritura. Al menos ese algo jamás fue poco de lo hallado. Lo diferido.

Un presente de gorriones, alpiste de fantasmas.












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