jueves, 21 de julio de 2011

KAUNAS





La noche aguardó en mis manos sin sostenerse. De allí saltó a
estas líneas y luego retornará a su inédito alojar de versura.
Lo desfondado reclama derecho dicho de escritura, traducirse
a los nombres de sitio. Menos inmóvil y más rápido en las
reapropiaciones que juegan lo contemporáneo.
Noche insolente sin espera De Dieu qui vient à l´idée.
Noche por lo escrito de su gleba rampa dentro.  
La punta de la lengua suele ser eterna en paladear rituales que ni llegan.
Su saliva de letra suele soltarse friega y fiesta. E interminable asedia en su 
hacer pie de aquella ingesta que sólo abre horizonte del afuera, diamantina
caterva gentilicia. El lugar hecho de improvisto es una mañana de allí donde se
envuelve brisa el envoltorio. Espuma andina de César antes de las cigüeñas.
Tiempo de mar romanticona sin navío narración y piedra.
Cuenta de calendario donde nada despierta.
El verso no anda a vela viento siquiera soplo. 











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