De cal, eneldo y eco. Lo visto a restos de la hierba, mezcal del esperpento.
En la boca de pozo, abrojo y grillos. Agua el deshielo de lavanda en la noche
más precaria a perpetuarse escafandra. La riña real de gallos en la carbonada.
Madruga cenizas de hora incierta en semillas de temblor
hechas de niebla.
Y abrasa. El ciego sinsentido
a pie del barro zumba diosecitos. Caciques de
entre casa de cruces. El arcano
encendedor hiende bramidos al corazón del ónix.
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