sábado, 30 de marzo de 2013

FRAGMENTO DE UNA CONVERSACIÓN SOBRE EL COMENTARIO


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Argentina con Messi igualó por un gol al seleccionado de fútbol de Bolivia, la altura se dijo. 
De un eventual patetismo que amarró antiguas ignorancias al handicap del poder de los adjetivos, los enunciados agitados, restan lo que su enunciación concita. Formas hechas de restos que lo real no sintomatiza, modos del ideal transido sin otro peso que un consenso devaluado en la pauperización que a nombre de la historia se sufraga. Laurel, escama y plumas del podio imaginario pegados con furor instrumental de una argamasa identitaria. Psicología de masas a nombre de una astucia instituyente. No son el fútbol, la economía, la política o el psicoanálisis, sólo un conglomerado de supuestos en la lucha que la argucia del prestigio convoca, sino aquello inédito que pueda servirse de su hacer y permita leer los actos que no escribe y omite. Homologaciones, ligerezas, precipitaciones y pastoreos que la repetición sortea en lo invariante de sus diversas contingencias.
Una revista es un pretexto. Aquello sin concluir que de lo inefable y el extravío roza lo que hay de orígenes impensados, que inutiliza la obscenidad que todo espectáculo del saber viraliza del ver. Y en su imposibilidad sea inscripta como sello de agua, lo que reúne de la interrogación su causa. Afirmación cuya raíz no replica nada que no sea flor de su opacidad, negación que motoriza no ceder a su creencia vulnerada conocida o por conocer.

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