viernes, 16 de enero de 2015

YERBAL DE MATE


Arnaldo, ese 
alba náhuatl
del canto ahora,
hora del pastizal,
en el venus 
menos del triunfo 
en lo que 
nace advertido
gramilla, surco,
arena
de zanjones.

Porque al poeta
de suspiros 
como al de ideología 
se cuecen de termita
en lo dado 
a ser 
comido.


El signo lingüistico 
siquiera será 
convocado al apapache 
en las banquinas 
del pueblo porque 
es su siesta
y en ella brilla
brizna
al mate cocido.
Y en la casa del gusto
abre sus demoras más
espléndidas con las
pequeñas voces
de lo iracundo,
garza para que
la luz mala.

¿Es que viste alguna vez
 [ al bien y al mal separados?, 
 [ la escoria a muchas leguas
 [ de la rosa?

Ventana del abismo
la palabra, su cetro
hacen aguas
chilangas
porque
sin saber
hacen 
con lo advertido
la procura
con gentilicio
el adjetivo
que horadan.

Centella y estibaje
desalambrado el puerto.

Atinaste
porque no pasan lista
los pétalos. Y el jueves
de raíz la hora
a la palabra
sopla.

Y el alma ad libitum
marcha cacofónica.

Cuadernillos de viaje,
esperas de Maipú,
horquetas de i griegas
para las melopeas
del largo agosto
en su rayo 
sin rituales.

Y el menos monje
del verso arado sin
remolques, la zona
más del vértigo y paloma.

En la tarde del sesgo
ronca la puerta tordecilla
ronrronea porque en su real
de bestia alondra sabe que
sucedemos sin traducción

aire mendigo 

amarillo adiós

chimango

madre

cuanta cotorra o pollo

terneros y niñales

mariposas de alfalfa


El fumigador abre cubierta
para que la obra esplenda.
Su guardia desanuda. Jamás
inocente ante las cosas
del mundo roedor gatunen,
es decir recuperen hocico
del musgo de penumbra, 
haz de los quintales. 
Afrechillo, querosene y estibajes.
Birome, escalpelo. 

La noche se ha quedado sin nadie
  
Vertida flor del sorbo
alzada luna que vela
su otra cara 
en la risa 
imposesiva
que encendiste.





 

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