El contador de muertos cada mañana nos da
la bienvenida como se dan portazos a portadas
y con non-pharmaceutical mantras obsoletos,
nada que no sepamos ya, ni hayamos advertido.
Sanguinario de cómico la estepa pretende
hacerse escribir por las pasiones. Y allí
clavada en coma sobre pasto seco el punto
que declina vierte su acecho en lo que
funge eso de extinguirse.
Allí donde hubo pulso la teodicea tiende
sus velos que pujan por sellarlo sentido.
Ventoleras de liana descolgadas del soplo
pulverizados verbo e invisible rosa.
Pues desconectado mucho antes o eslabón perdido,
el ombligo del sueño se encargó de todas las distancias.
Mucho antes incluso que despabile o que nunca
se despierte. Perla secreto del consentimiento.
Eme eme. Equis equis, 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario