Según jamás se ignote la férula
en el mote hacia el camino don
que a lo perdido hiende por sus
bordes.
De lleno los albures, las cosas, que
contadas no relevan, olvido de su
hogaza, con lo que amanece. Mece.
Según jamás se ignote la férula
en el mote hacia el camino don
que a lo perdido hiende por sus
bordes.
De lleno los albures, las cosas, que
contadas no relevan, olvido de su
hogaza, con lo que amanece. Mece.
Del mar que se viene
hizo hostal el agua por
su enigma. Perecedera
planicie que se tumba
en planicie precipitada
y borde para inventar
eso en lo que orilla.
Tuna por sus hilos,
rana, con sus patas
de araña. Sub. Sub,
subsuelo del sueño.
I could pretend that nothing really meant too much
David Bowie
Río Consulado
ida con regreso
por minúsculas
que todo amor
legüero echa de
camellón incierto.
Luna de la lluvia.
Todo el disco por
lado a lado correr
arcilla de lo que
madruga.
Pese al sé
O. Lamborghini
En la orfandad y el mimbre de los terregales
el polvo que sus puntas vierten a mostrador
tras mostradores. La infancia es eso, un par de
tablas tendidas para las divisiones hogareñas de
los mostradores. Sobre aquello nombre y dónde
nasa o masa, las puntas que los renglones
alcanzarían por sus hormas. Dizque también
dar ese ancho con que el tianguis alza velas
para caballetes advertidos. Vuelo sobre tabla.
Mimbre del dizque que la sombra eleva
a sus sombrillas de arena que pernoctan.
Pabilo Embajador
que funde a Obispo
peldaño que resbala
o ceniciento a risa
banquete por balcón.
Cara por su casa.
Dado atajo de
ópera zozobra.
En el verano aggiornado bajo
distintas lluvias palpo el blanco
que por los costados única mente,
por sus bordes, se hace opaco.
En el verano aggiornado se abre así
su tina de tiempo hecho de nombre.
Lo que varía sin señuelo el duravit del enigma.
Índice sobre indicio en la fuga que la sombra
nombra, cóncavo sobre racimo, cenit cencerro.
Soundtrack en cara de velocidad, que la infancia
calibra, caligrama con los nidos del borde.
Con las comas del filo en las comillas.
Dispersas las palomas de los pájaros. La
súbita bandada desbaratada su arpillera.
Demasía del agua en lo que pasa porque no
basta, desborda. Con las secas del orbe en
la barranca.
Esa lata de voz resuena una distancia con
que después se dice gesto. Luego sin ex-
citación que referencia, menea los supuestos
que consiguen hondura en lo que pregnan.
Y que nunca sabremos ceñirá laudo e
inicio de lo que los dispersa. Menos
silencio que relieve.
Yerra que bipedesta por su sombra litera
Que la inercia tropilla con troqueles. Estaturas
de guerra que esculcan del pequeño tractor
un cuerpo sin monturas.
Oídas las postales el ruedo
de las nucas por mancuernas
de ideas mochadas mirador
en las palabras.
Pezuña luz
arcilla reja.
Máscara en
las taperas.
Harina sobre revoleada
pertenencia. Polvo que ninguna
luna hizo sino, resto, carnaval,
litoral. Tangente del veneno.
La línea saturnal
fondo ventrílocuo
filo que se empina
guiño sin arrobo.
Plano por cuadro.
Cenital blanco de
página ¿Encuadre?
Cinematografía donde
vamos de qué plural a
vernos. Aforo de qué
abrojo.
Espigón sobre laguna, las líneas
que los pentagramas derrapan hacen
volanta de palomas. Lo Setúbal
florece de los peceros al pesero
en que bajan. Del espacio
al tiempo.
Si hubiera el disco de tu vida, corazón, sería
lunes encharcado amor que su rebaba exhala,
jala lo que no dice sino por sus estampidas.
Rinconcillos de lluvia dadas en la torre sin otra
altura que su escara dizque a trenes en torrente.
para Mario Montalbetti
Cáscara el camino de ida el
naranja en la tierra azulina.
Advertido asíntota de ninguna
vuelta que no sepa del yute
que su arado.
Quién te crees que eres, musita.
Quién quién quién, te crees. Musitan
dizque incluso sin lírica ni tilde.
El morbo arremangado pende
visible de los silencios sin marco
reseñados. Minuta de ese mayoreo
de taquilla en mostrador de los
tropiezos.
Dizque, 2014
Del silencio nadie escapa
sino para servirse en su relieve.
Nido ciénaga, cable de cabuyería
echado a mano alzada.
Remo por vuelta de inclinarse
achicador del musgo propio.
Ángeles de lo picado singladura.
El poema carece de occidente.
Zarpan sus restos de por muelle.
por las venas de arribo sierpe
repetidos. Ostra incurable.
O en su tendido el diario de
escritora como quien dice Ñora;
strictu sensu. Casa, habitación
manuscrito, racimos del tipeo.
O las ciudades palomas por
sus pájaras.
Líneas en esas tiras con las
manos del rostro: techo en esos
restos atravesados techos sobre
techos ciegos. Catalejo en el
mimbre sin reflejo, abiertos
los gajos del acervo.
Búferes de la neblina
que la mañana entra como
letra que cabe descascarada
Uno allí sin donde índice
hace pie del baile que
nos trajo singlar en lo
que a resto, remero como
letra orilla de sus olas.
En ese fondo afrenta los relieves acunan,
la forma. Esa que no por menos imaginaria
atisba descuidarse en ese.
Real que sus raíces de títere tienden. Tentáculos
tendidos en la discreción de los hilos. Invisibilidad
por guiones
medios.
Carretel marquesinas del mito equilibrio.
Raudal que erige dizque en sus plurales.
Una línea de forma dizque
a cosa. Dizque fragua de sangre
que la savia. Diéresis de mimbre
en la brisa de la sábana.
Toda la miel de las épocas
hizo todo lo lejos. Parecidos
estacas, noches pájaras. En
la soberanía del ahora que
el tiempo en su marea deja.
Retirados gajos con la sal
del nudo amor, marina del
rosal cuerda del beso.
Lanza del soneto.
Del ahora su espátula la víspera. Lo que
prosterna actores por su dizque repleto del
asomo en el yute. Hebra por soga. Corazón
coneja por su sombra.
Y en hora del ahora su espátula de borra
echada de boronas en acrílico. Vanidad
del asedio en el aserto del veneno Oído.
Dizque diario en el veinte dizque
sin accidente meteoro del tiempo.
Caballete.
Verso a cuerda el sintetizador silueta del camellón. Todo
lo caballito de mar que se pueda en la única mente horquilla
que madruga. Descargadas las estaciones de la estrella de
un río tras otro.
De metales cayendo extraña es esta ciencia que
siempre llega al porte por su tiempo fantasma que
todo lo corroe amaneciendo mar que ocupa y hace
noche con los bordes que abroja por sus pinzas.
Entrada de camión al coro que
la masa por sus naves quema con
la sal de la armonía.
Y en su equívoco, un coraje
menor se abre con el mar que sus
aspas erosiona de utilidad,
una tachadura que ventura.
Esta demasía que por sus redundancias hace
playa, desmenuzados los espinos. Avernos de
lo tenue que al remix del aviento ensalma de
pinturas. Relieve tras relieve con la sombra.
Y estrella en su vejez de ola estampa sobre
lo que muelles.
Pérdida en lo que cesa echarse a noche
otra para sí misma estrellada o anáfora.
Una rama que se quiebra escuché que somos.
Plexo encantado de una rama sobre el caracol
de brisa de la noche. Cuando la séptima hebra
de Janucá enciende lo que no se extingue pabilo
corazón opaco del enigma. Cauce estrella
más acá del latido. Cause sin asilo
amor sin raíz de
las palabras.