miércoles, 19 de enero de 2011

SINALOA Y SONORA





Leónidas, vine a hundir cicatrices agitando su sombra.
Estela en huella de leguas donde cada palabra, como Hamlet.
Convocar lo que mora, disperso, en los fantasmas.
Fardo en fajos sencillos, como se dice, argent sin ayes.
Fasto en hebras de tinga, pollo, queso Oaxaca.
Faros donde el sol echa reparos de arrachera.


Mi padre en su exilio atragantado olvidó el mar, palabras de su nado.
Hay ademanes que se llevan pensados, portarlos con palabras en voz alta,
requiere entonarlos de lo inmundo amado yendo de ensalmo hacia los sitios.
Hacer lugar, asimilado, sin ceder tradición ni traductores. Vino en alteridad
que no esconde racimos en migajas. Afasia de las migas del furor en los favores.
También se dice fanfarrón lo que decanta de fanfarria.


Arrimar el bochín de Odiseo en costas de lo ignoto sin la pena.
Rugir de sirenas embarradas lo que hasta el cuello embalsama.
Y del presente en puntas de alfiler, bucear sin numerales los adornos.
Iba a escandir versos medidos hurgados sin tanteo, pero ni modo. Felino
el corazón no se anda en chiquitas; no amaina regueros de tinta en la tina infinita.
Canta gatuno sol, marimbas cocoritas. Coral que no anegue con ciénaga ecos de ciego.








De Parque México, 2011.















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