El jueves comenzó a seis punto cinco, epicentro en Las Choapas, Veracruz, a las ocho y once de la mañana. Siquiera logró conmover el sueño y su guardián de dormidera. Jamás un pleonasmo igualará redundancias necesarias en el lenguaje sin urgencias de la naturaleza. Alexander Kojève, su sabiduría. Ese real en movimiento imperceptible. Cuando la tierra trema cierta seguridad despabila sus comillas, sin ademanes, en lo visible incauto que la acecha. Así como un equivoco alcanzará la glosa, vaya palabra. Así, mi segundo temido bautismo de sismo es una anécdota ilesa. Registro y prosa. Quinientos ochenta y nueve kilómetros de onda expansiva por tierra. Mensura sin desperdicio. Sobretodo en vertiente de causas, de cauce, a traducir de un castellano al otro de habla escrita en esa aguja sensible que indica escala Richter de subrayado. Impronta inédita para reflexionar alteridades que mutan en coordenadas sutíles. Recuerdo el telegrama, las aporías de un parte. El olvido bien habido. Los incrédulos lenguajes en baremos y dibujo técnico; las curvas de Gauss. Cruda de escritura, el texto, el poema que detiene la mano a los días sin órbita, la semana del mes cuatro, el onceavo, lo anacrónico. Una curaduría al igual que la cura, pura caricatura congelada. Sin añadidura. Sultanes de tormenta diminuta desierto en anxiety of influence. Un después sin retórica destas cifras novedosas; luego de mi primera lectura diferida de Sin aliento uno del trece B.A.F.I.C.I. en suerte a PDF(*) y que hoy se echó a andar en Buenos Aires. Cuatro de Nisan del cinco mil setecientos setenta y uno. Abasto de todos estos años a pasos de los cuarenta en código de vueltas ¿completas? estelares, en suelta de calendario gregoriano. Inédito de libro. ¿Benévolo? en términos obsesivos. A cierto compulsivo, como en ciertas manías, los bastardea su irredento barrido de singulares. En siempre términos de términos de corpus sin pretensión de póstumo. Universales y etiquetas de los créditos que sientan al dictador al tecnócrata a la misma mesa, y con un mismo mazo, cambian amos o figuritas. Aguda distinción de Gilles Deleuze quien desoyó la palabra escalpelo y escribió Logique du sens, antes, un tanto antes, que su política anti psicoanálisis.
Se dijo Saldo blanco. En ciudad de México no se reportaron daños materiales ni lesionados.
(*) http://www.bafici.gob.ar/home11/press/sinaliento/Daily01.pdf
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