Colinas de remanso
cuecen la cruda de silencio
en el barro. Cinco metros
arriba que no achica
correntada
el sirirí de la infancia,
brazos del tobogán
a dos caños
del robot.
Ninguna creciente pasada
fue mejor, regadero provincial
desguace de aviones empotrados.
Entre ríos de siesta
de arcilla del recuerdo
Laurencena en lo que estiba
agua del cuello, echada
sombra de silo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario