para Luis Thonis
En las crudas como en las secas
reyertas, siempre habrá el sol de Reygadas
que encandila mezcal
contracorriente y manso
te descentra. Comienza
a des argumentar que prosifica,
estira para abajo ventisqueras,
plomo
hasta soltarse astillas,
hilacha sobre atole.
Tramos de tansa extensa donde
la ciudad por las palmas agujereada
hecha sábanas, deja calcar sus marcas
de blancos y naufraga en mis manos
peladas.
Tierra debajo de la edad donde
los dioses no clamaban pie de páginas
porque leer no se cantaba.
O las pupilas no horadaban en sol
desbaratarse mella a punta de balas.
O que antes del nombre de mi gato, Bam Bam
fue un pequeño demonio cavernícola antes de Bart,
una bestia drogada antes del paco, en el camino negro
del Buen ayre, óxido de la noche antes que la palabra notte
en Almagro de almácigos a mal entendedor en almizcles
pedorros entre ases. Dejar que prose,
que se arenguen soltándose los asuntos del verso.
Hasta que carcomidos sean versura ciega de idilios.
Curados en su cruda de gerundios
bastardos.
Donde decía solar debe decirse por escrito leche hervida.
Sin versalitas ni asterisco, ni inclinarse al con texto.
Porque la conversa dizque desatina, destila
aguardentosa sin salvas
transferencia de las cosas.
Quiero escribir p´abajo
chorreaderos de espuma de amor espejito.
Dejar caer mortajas en cinceles
hasta que lírico su tierra se sacuda.
Nadie nació medido de pulsión
sacudido en blancos desatados cadalzos,
mecido a saltos mayestáticos del huso.
Hay noches del espacio en la escritura
donde el jarabe traduce sus arcadas sin orantes
ni simios ni relámpagos,
donde la fuga mordiéndose patea
las propias espesuras de la selva doméstica de ménsulas
que se limpian el culo de un capricho. Lampazo aplauso
a crédito.
A ventilar p´abajo tarros sin carnada.
Lo que abajo luego de asentarse quemado
a cuchillazos
se quita y no hay tramontina que pula
sus melladas escamas
ni filo
que no sangre
por la herida mal escrito, liebre del gato,
nubarrones -mal pedo- por balurtos.
En las trípas de sábalo
el pescador obtiene su prestigio,
ríos de tinta en las agallas napas,
singladuras -escama por escama-
oscuridad sin muelles en la friega.
Nudo a lombrices de tinas
opacidad del brillo.
Toda jerga trapea las mañanas trabajo sucio en las palabras.
En las crudas como en las secas
reyertas, siempre habrá el sol de Reygadas
que encandila mezcal
contracorriente y manso
te descentra. Comienza
a des argumentar que prosifica,
estira para abajo ventisqueras,
plomo
hasta soltarse astillas,
hilacha sobre atole.
Tramos de tansa extensa donde
la ciudad por las palmas agujereada
hecha sábanas, deja calcar sus marcas
de blancos y naufraga en mis manos
peladas.
Tierra debajo de la edad donde
los dioses no clamaban pie de páginas
porque leer no se cantaba.
O las pupilas no horadaban en sol
desbaratarse mella a punta de balas.
O que antes del nombre de mi gato, Bam Bam
fue un pequeño demonio cavernícola antes de Bart,
una bestia drogada antes del paco, en el camino negro
del Buen ayre, óxido de la noche antes que la palabra notte
en Almagro de almácigos a mal entendedor en almizcles
pedorros entre ases. Dejar que prose,
que se arenguen soltándose los asuntos del verso.
Hasta que carcomidos sean versura ciega de idilios.
Curados en su cruda de gerundios
bastardos.
Donde decía solar debe decirse por escrito leche hervida.
Sin versalitas ni asterisco, ni inclinarse al con texto.
Porque la conversa dizque desatina, destila
aguardentosa sin salvas
transferencia de las cosas.
Quiero escribir p´abajo
chorreaderos de espuma de amor espejito.
Dejar caer mortajas en cinceles
hasta que lírico su tierra se sacuda.
Nadie nació medido de pulsión
sacudido en blancos desatados cadalzos,
mecido a saltos mayestáticos del huso.
Hay noches del espacio en la escritura
donde el jarabe traduce sus arcadas sin orantes
ni simios ni relámpagos,
donde la fuga mordiéndose patea
las propias espesuras de la selva doméstica de ménsulas
que se limpian el culo de un capricho. Lampazo aplauso
a crédito.
A ventilar p´abajo tarros sin carnada.
Lo que abajo luego de asentarse quemado
a cuchillazos
se quita y no hay tramontina que pula
sus melladas escamas
ni filo
que no sangre
por la herida mal escrito, liebre del gato,
nubarrones -mal pedo- por balurtos.
En las trípas de sábalo
el pescador obtiene su prestigio,
ríos de tinta en las agallas napas,
singladuras -escama por escama-
oscuridad sin muelles en la friega.
Nudo a lombrices de tinas
opacidad del brillo.
Toda jerga trapea las mañanas trabajo sucio en las palabras.
De Las ciudades descalzas sin nosotros, 2012
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