sábado, 13 de octubre de 2012

LECHE HERVIDA

                                                                                                       para Luis Thonis


En las crudas como en las secas 
reyertas, siempre habrá el sol de Reygadas
que encandila mezcal
contracorriente y manso
te descentra. Comienza
a des argumentar que prosifica,
estira para abajo ventisqueras, 
plomo 
hasta soltarse astillas, 
hilacha sobre atole.

Tramos de tansa extensa donde  
la ciudad por las palmas agujereada
hecha sábanas, deja calcar sus marcas
de blancos y naufraga en mis manos
peladas. 

Tierra debajo de la edad donde
los dioses no clamaban pie de páginas  
porque leer no se cantaba.

O las pupilas no horadaban en sol
desbaratarse mella a punta de balas.

O que antes del nombre de mi gato, Bam Bam
fue un pequeño demonio cavernícola antes de Bart,
una bestia drogada antes del paco, en el camino negro 
del Buen ayre, óxido de la noche antes que la palabra notte
en Almagro de almácigos a mal entendedor en almizcles 
pedorros entre ases. Dejar que prose,

que se arenguen soltándose los asuntos del verso.
Hasta que carcomidos sean versura ciega de idilios. 
Curados en su cruda de gerundios 
bastardos.

Donde decía solar debe decirse por escrito leche hervida.
Sin versalitas ni asterisco, ni inclinarse al con texto. 
Porque la conversa dizque desatina, destila 
aguardentosa sin salvas 
transferencia de las cosas.

Quiero escribir p´abajo 
chorreaderos de espuma de amor espejito.

Dejar caer mortajas en cinceles 
hasta que lírico su tierra se sacuda. 

Nadie nació medido de pulsión 
sacudido en blancos desatados cadalzos,
mecido a saltos mayestáticos del huso.

Hay noches del espacio en la escritura
donde el jarabe traduce sus arcadas sin orantes
ni simios ni relámpagos,
donde la fuga mordiéndose patea 
las propias espesuras de la selva doméstica de ménsulas
que se limpian el culo de un capricho. Lampazo aplauso 
crédito.

A ventilar p´abajo tarros sin carnada.
Lo que abajo luego de asentarse quemado 
a cuchillazos
se quita y no hay tramontina que pula
sus melladas escamas
ni filo
que no sangre 
por la herida mal escrito, liebre del gato,
nubarrones -mal pedo- por balurtos.

En las trípas de sábalo 
el pescador obtiene su prestigio,
ríos de tinta en las agallas napas, 
singladuras -escama por escama-
oscuridad sin muelles en la friega.  
Nudo a lombrices de tinas 
opacidad del brillo.

Toda jerga trapea las mañanas trabajo sucio en las palabras.





De Las ciudades descalzas sin nosotros, 2012

  

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